CIENCIAS SOCIALES






Historia del pueblo hebreo
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Hebreos 1
Canaán 5
Torá 11


Hebreos
Los hebreos (del latín hebræus, éste del hebreo  ‘ibrī, y éste quizá del acadio ẖapiru[m], "paria") fueron un antiguo
pueblo semita del Próximo Oriente y ancestros de los israelitas y los judíos.
Según la Biblia y las tradiciones hebraicas, los hebreos fueron originarios de Mesopotamia. Eran nómadas, vivían en
tiendas, llevando manadas de cabras y ovejas, utilizando asnos, mulas y camellos como portadores. Una crisis
económica pudo impulsar a Terah, padre de Abraham, a dejar la ciudad para ir a la de Harran, en el Alto Éufrates. De
allí, algunos de ellos emigran hacia Canaán, prometido por Dios, según la Biblia, a los descendientes del patriarca
Abraham (c. 1750 a. C.). Varias tablillas descubiertas en Mari certifican frecuentes migraciones por estas regiones.
Abraham y los suyos se asientan en Canaán: en  Siquem  (actual  Nablús),  Beerseba  o  Hebrón. Poco a poco, se
mezclan con los pobladores locales y se convierten en agricultores sedentarios hacia el siglo XII a. C. El pueblo de
Israel  era vecino de otros, como los  edomitas,  moabitas,  ammonitas  e  ismaelitas. Un rasgo distintivo fue su
convicción en la existencia de un único Dios, llamado Yavé. De acuerdo con el Tanaj, el  pueblo de Israel  es el
elegido entre todos los de la tierra por Yavé y al que revela las verdades fundamentales, como la Torá.
En la Biblia, "Israel" es el nombre nacional de las personas que se conocen racialmente como "Hebreos". En la
condición tribal, el nombre fue históricamente aplicado a todo el pueblo. La historia (Gen. XXXII. 24 et seq.) del
cambio de nombre de "Jacob" a "Israel" es en parte un reflejo del hecho histórico de la unión de las tribus y de su
triunfo final sobre los cananeos. Como consecuencia, los términos "hebreo" e "israelita" suelen describir a las
mismas personas. Hebreos eran llamados antes de la conquista de la tierra de Canaán e israelitas posteriormente.


En la actualidad, "hebreo" se utiliza ocasionalmente para designar a los  judíos que utilizan el  idioma hebreo.

En algunos idiomas modernos, entre ellos el griego, italiano, rumano y muchas lenguas eslavas, el nombre de "hebreos"
sobrevive como el estándar para el etnónimo de judíos.
Religión
La primera característica de esta religión es el monoteísmo, se cree en un solo Dios, Yahvé. Yahvé significa "Soy el
que Soy". También recibe otros nombres que se corresponden históricamente con las diferentes épocas. Al principio
se le llamaba "Elohim" que significaría "Dios" nombre manejado en la etapa politeísta. "Adonai" fue otra
denominación, que significa "Señor de Señores"; y " El Shaday" que significa "Todopoderoso" Para llegar a esta
etapa monoteísta, creencia en un solo Dios, pasan previamente por: una etapa de Totemismo, de adoración de
animales; luego a la del Fetichismo, adoración de objetos materiales o y por último, la monolatría. La segunda
característica de su religión es la de alianza o pacto. Fundamentalmente encontramos tres. En primer lugar, la
llamada "Antigua Alianza" que es la realizada entre Yahvé y Abraham en representación del pueblo. Dios se
comprometía a brindarles protección y ayuda constante, la tierra prometida, una descendencia muy numerosa "...
como las arenas del mar..." y señorío sobre las demás naciones. El pueblo hebreo por medio de Abraham, se
comprometía a la fidelidad y aceptación de la voluntad divina. Cada alianza necesitaba de una demostración de
acuerdo, y ésta era por medio de la sangre. En este caso, el rito, era la circuncisión, por medio de la cual se selló el
pacto. La segunda alianza es la realizada entre Yahvé y Moisés en el Monte Sinaí, en ésta se ratifica la primera y el
sello de dicha alianza fue por medio de un cordero.La tercera característica de la religión hebrea es el "mesianismo",
el que consiste en la creencia de la llegada de un Mesías y en el papel protagónico de Israel sobre los demás pueblos.
Para los cristianos el Mesías fue Jesús, para los hebreos, no ha llegado aún. Otra característica de esta religión es la
moral, según la alianza o pacto, Yahvé tiene derechos sobre el hombre porque lo creó, por lo tanto determina
prohibiciones, limitaciones, marca un camino para que éste alcance la felicidad. Establece los diez mandamientos
que se resumen de la siguiente forma: se prohíbe el politeísmo; matar; fornicar; robar; mentir; codiciar los bienes
ajenos; se ordena la observancia del sábado; honrar a los padres; la idolatría y la vana invocación del nombre de DiosHebreos 2
en el juramento falso.
Historia
Egipto
En el siglo XIV a. C. emigraron a Egipto parte de los hebreos establecidos en Canaán, debido a la hambruna que
asoló la región; fueron recibidos en Egipto y luego trabajaron para los egipcios. Se tiende a creer que los egipcios
tomaron como esclavos a los hebreos, aunque la esclavitud no formaba parte de la cultura en el antiguo Egipto, sino
que existía el sistema de corvea, por el cual quienes no podían pagar los tributos con la cosecha debían pagarla con
su trabajo, por lo cual debían trabajar para el Faraón durante 30 años, después otro de su familia trabajaría tres años y
así sucesivamente (con lo cual siempre había un miembro de la familia dentro del sistema de corvea). Por esta razón
en el siglo XIII a. C. se rebelaron y regresaron a Canaán, "la tierra prometida", bajo la guía de Moisés. Este viaje se
conoce como  éxodo, durante el cual se detuvieron en el Monte Sinaí  donde según su propia tradición el pueblo
hebreo recibió las tablas de la Ley y selló el pacto eterno entre Dios e Israel.
Retorno a Canaán
De vuelta en Canaán, se unen a las otras tribus hebreas que habían permanecido y bajo los reyes-sacerdotes Saúl,
David y Salomón combatieron con éxito a los filisteos y construyeron el primer templo en Jerusalén.
A la muerte de Salomón se dividió en dos el reino: al Norte quedó Israel y al sur Judá. A partir de este momento
sigue un largo período de guerras con vecinos, de conflictos internos e incluso de confusión religiosa.
La invasión asiria y babilónica
En 722 a. C. Sargón II invade la región de Canaán hasta sojuzgar al reino de Israel, llevando al pueblo a Asiria. En
587 a. C., al traicionar el reino de Judá un pacto con Nabucodonosor II, rey de los  neobabilonios, éste invade el
reino, destruyendo el templo de Jerusalén; éste fue el famoso destierro a  Babilonia. La expulsión logró que los
hebreos se reconciliaran y resolvieran los conflictos que los debilitaron desde el siglo XII hasta este período
conocido como la Diáspora.
Los persas
Pocos años después, los persas vencen a los asirios babilonios y en 539 a. C. Ciro emite un decreto que los incorpora
al imperio y les permite regresar a Jerusalén, donde reconstruyen el templo y se unifican bajo la Ley y bajo las
normas de su religión. El retorno produce choques culturales con los que no habían sido deportados y se discrimina
la población entre judíos y samaritanos.
Alejandro Magno
En 332 a. C. Alejandro conquista el imperio persa y otorga a los judíos una mayor autonomía y estabilidad política y
económica.
Durante este período de prosperidad, la religión judía se divide en varios grupos: fariseos, saduceos y esenios. 
Roma
Entre el 39 y el 34 a. C. Roma  conquista la región, establece un gobierno y en esta época de dominio romano es
cuando surge Jesús y su predicación.
En el año 70 Tito destruye el templo de Jerusalén. Posteriormente entre 132 y 135 los hebreos pretenden liberarse de
la dominación romana, bajo el movimiento conocido como rebelión de Bar Kojba, la cual es aplastada por Roma, y
como consecuencia les prohíbe entrar a Jerusalén obligando a los hebreos a emigrar, en una nueva diáspora, hacia
Hispania, al norte de África y los Balcanes, llegando a prosperar de manera notable en el siglo X.
Las expulsiones
Los judíos son expulsados de Francia en 1306 y 1394, de Alemania en 1397 y en 1354, de España en 1492 y de
Portugal en 1496, dispersándose por el centro de Europa, en los Países Bajos, Macedonia y Turquía.
Ubicación geográfica
Los hebreos aparecieron en el Asia Anterior. Estos se asentaron en la zona de Palestina, al sur de Fenicia. Esta zona
está delimitada al oeste, por el mar Mediterráneo; al este, por el río Jordán y el Mar Muerto; al norte, por las
montañas del Líbano y al sur, por la península del Sinaí. Es un territorio menos fértil que Egipto y Mesopotamia,
pero presenta llanuras aptas para el pastoreo y el cultivo, por lo que será codiciado por los vecinos del desierto. Esta
región se llamo primitivamente el país de Canaan debido a que sus primitivos pobladores fueron los cananeos. Cerca
del 1500 a.C. llegaron tribus de origen ario, los filisteos , y denominaron a la zona Philistina , nombre del cual deriva
la palabra Palestina.
Sociedad
La sociedad israelita estaba íntimamente relacionada con su religión. El núcleo de la sociedad hebrea es la familia.
Esta es patriarcal. El padre es la máxima autoridad. Existían también los esclavos; que se obtenían por compra o por
ser prisioneros de guerra. En los tiempos de nómades, los hebreos vivían en tiendas con pocos muebles. Esta forma
de vida les facilitaba su traslado en búsqueda de pasturas para sus rebaños. Luego de asentarse en Palestina,
habitaron en casas de piedra, rodeados de huertos, conformando poblados.
Economía y actividades
Los hebreos , establecidos en Palestina, se dedicaron a la agricultura y la ganadería. El cultivo característico era el
olivo y la vid, también obtuvieron legumbres y lentejas. El pastoreo de ovejas, bueyes, cabras, caballos y camellos
acompañaba la actividad agrícola. También trabajaron cerámica y confeccionaron numerosos tejidos de lana y lino.
Lo más importante de su actividad económica fue el comercio. Esto se debía a que su lugar de asentamiento,
Palestina, era una tierra puente, es decir, un lugar de tránsito de mercaderes entre Mesopotamia y Egipto: exportaban
aceite y vino e importaban metales ,marfil y especias.Hebreos 4
Religión
El antiguo testamento está escrito por los hebreos. Habla de las costumbres y pensamientos morales de los israelitas.
La primera gran diferencia de la religión del pueblo hebreo con los demás del Cercano Oriente es que eran
monoteístas. Este es justo y bueno y exige a su pueblo el cumplimiento de una moralidad. No tiene forma humana,
esto significa que no puede ser representado.
Organización social
El núcleo de la sociedad hebrea era la familia patriarcal, en la cual el padre era la autoridad máxima.
¿Quiénes eran los patriarcas
Al principio, los hebreos vivían en grupos familiares o clanes dirigidos por el más anciano (el patriarca), que
administraba justicia, dirigía la guerra y los ritos religiosos.
La monarquía ... Saúl, un buen guerrero para enfrentarse a los enemigos, fue el primer rey hebreo. En el año 1000
a.C. David fue elegido como sucesor de Saúl. El nuevo rey enfrentó a los enemigos, conquistó Jerusalén y la
convirtió en capital del Estado.
Organización Política
Se dividen en tribus, sin confirmar un solo estado, cuando eran atacados aceptaban eventualmente a un único jefe,
llamado Juez, que generalmente era caudillo. Este unía varias tribus en su autoridad. La muerte de Salomón
desencadenó una rivalidad entre las doce tribus que termino en la división del reino en dos estados diferentes:
a) las diez tribus del norte formaron el Reino de Israel, mas vasto y fuerte, con su capital en Samaria.
b) Las dos tribus del sur formaron el Reino de Juda, con la capital en Jerusalén. Como consecuencia de esta división
hubo una decadencia económica y religiosa.
Arte
La mayoría de las obras literarias fueron complicadas y organizadas durante el período de Apogeo de la monarquía y
por obra de rey. Merecen especial mención los salmos, los proverbios, los cantos nupciales del cantor de los
cantores, las Crónicas, el Génesis, el Éxodo, los Jueces, los Reyes y otros libros denominados Sapiensiales, como el
Eclesiastés.Valoraron la música y la emplearon en las ceremonias religiosas. El sofar fue un instrumento típico
hebreo, cuerno de macho cabrío utilizado para convocar a las ceremonias rituales. También utilizaron cítaras, sistros
panderos (adufes) y flautes, por mencionar los más popularizados. No había pinturas ni esculturas por temor a que
cayeran en la idolatría. Fue destacada la arquitectura, dentro de ella los palacios y las viviendas de los nobles 

Canaán
Mapa de la región de Canaán.
Canaán (en fenicio:         , en hebreo: כנען, en árabe کنعان,
en  griego Χανααν [janaán]) es la denominación antigua de una
región del Próximo Oriente, situada entre el mar Mediterráneo y el
río Jordán y que abarcaba parte de la franja sirio-fenicia conocida
también como el Creciente fértil. En la actualidad se corresponde
con el Estado de Israel, la Franja de Gaza y Cisjordania, junto con
la zona occidental de Jordania y algunos puntos de Siria y Líbano.
Sus límites estarían desde la antigua  Gaza  al Sur hasta la
desembocadura del río  Orontes al Norte, englobando todas las
tierras no desérticas del interior, hasta una profundidad de unos
150 km desde la costa del Mediterráneo, algunos kilómetros más
allá de la ribera oriental del río Jordán.
Uso del término
El marco temporal para la utilización del término Canaán  suele
estar comprendido desde el año 3000 a. C. hasta que los romanos,
durante su extensa dominación, le cambiaron el nombre por
Palestina como represalia inmediata contra los hebreos tras sofocar
su rebelión de los años 132 a 135.
En el Diccionario hebreo Strong, «cananeo» recibe el significado
de  ‘mercader’,  ‘traficante’. «Cananeo» llega a ser símbolo de
‘mercader’ (ver Proverbios 31:24 y Job 41:6).
El pueblo cananeo era adorador de dioses tales como El (Dagan), Baal y Asera,
[1]
y eso implicaba una forma de vida
repudiada por los hebreos, los cuales por promesa de Dios dada a Abraham (ver  Genesis  17:9) era "heredad
perpetua" para el y sus descendientes, por lo que llegado el momento se procedió a la conquista de esta región (ver
Josue 1:1 en adelante).
Existen otras denominaciones para referirse a la misma región, o partes de ella, si bien asociadas a las mismas
entidades geográficas e históricas, tales como  Palestina,  Tierra de Israel,  Judá,  Fenicia,  Aram,  Siria, etcétera.
También eran cananeos los  fenicios  e importantes ciudades que fundaron en el Mediterráneo occidental, como elCanaán 6
caso de Cartago.
La Biblia cristiana en los evangelios de Mateo y Marcos se destaca Simón el Cananeo, refiriéndose al apóstol Simón
(también conocido como «el zelote»), uno de los doce discípulos directos de Jesucristo.
Historia
Canaán es una zona con una larga historia, que remonta su ocupación hasta las fases neolíticas más tempranas, con
importantes asentamientos a lo largo del tiempo, como  Jericó, Ugarit,  Jerusalén, Tiro, Sidón, Biblos, Damasco  o
Gaza. Fue habitado por pueblos muy diversos, como amorreos, jebuseos, hicsos, filisteos, fenicios, arameos, hebreos
los cuales por último conquistaron a varios de estos pueblos para tomar posesión de esta tierra.
Primeros semitas
A partir de la primera invasión semita en la región (ca. 3000 a. C.) existe unidad de organización, urbanismo, arte
militar, etc., entre todas las ciudades de Canaán y las de la zona montañosa de Judea; su historia es común, con
pequeñas vicisitudes peculiares de cada ciudad.
Estos ocupantes parece ser que entraron por el este. Las ciudades que de ellos conocemos, tanto en la zona
montañosa como en las llanuras y costas, coinciden en la solidez de sus muros defensivos, como los de `Ay, Tirsah,
Jericó, Dotayn, etc.; además son de bastante extensión, lo que indica una población urbana numerosa con toda la
complejidad de servicios y el consiguiente desarrollo económico.
En el trazado de las ciudades hay un destacado interés urbanístico: alcantarillados, calles rectas y bien trazadas,
armonía de edificios públicos con las viviendas particulares, etc. Esta disposición urbanística es nueva por completo
en Canaán y exige una fuerte autoridad interna. Desgraciadamente faltan los documentos escritos que permitan
reconstruir la historia durante los casi nueve siglos que duró esta civilización sin variantes.
Parece ser que la principal fuente de riqueza es la agricultura de los campos inmediatos a las ciudades: regadíos,
como los de Jericó, o secano bien explotado, como en el caso de `Ay. Pero su posición era estratégica: era un enclave
frente al Mediterráneo, y territorio de paso entre las diversas potencias: Egipto; Asiria-Babilonia; los Hititas... Esto
propició una nueva fuente de riqueza: el comercio. Las destrucciones totales de las ciudades hablan de las conquistas
guerreras de las mismas. Aun así, las destrucciones no suelen ser totales, y los mismos pobladores rehacen las partes
dañadas de las ciudades al desaparecer el peligro que las aquejaba.
Los amorreos
Poco antes de finalizar el tercer milenio, una nueva incursión de gentes de vida nómada, al menos aparentemente,
destruye casi por completo las ciudades de la zona montañosa, aunque las del llano, menos conocidas, puede que no
sufrieran tanto, especialmente las bien conocidas de Fenicia, como Biblos. Ordinariamente se considera amorreos a
los nuevos invasores.

Los descendientes de los pobladores de las antiguas ciudades, muy mermados en su número,
pronto volvieron a reconstruir las antiguas ciudades de la zona montañosa, en menor tamaño, con otras técnicas
defensivas y sin tanta atención urbanística.
[4]
Según la Biblia (y sin que haya respaldo científico del dato) este pueblo descendía del cuarto hijo de Cam, el más
joven hijo de Noé (Génesis 10:16). Grupos de ellos moraban en Hazezontamar, o En-gadí, al oeste del mar Muerto, y
fueron atacados por Quedorlaomer en los días de Abraham (Génesis 14:7). En aquel entonces, la iniquidad de los
amorreos no había llegado aún a su colmo (Génesis 15:16, 21). Siendo la tribu más dominante y la gente más
corrompida, algunas veces los amorreos son tomados como representantes de los cananeos en general (Génesis
15:16; 1 Reyes 21:26).
Los documentos egipcios ya hablan de expediciones guerreras en Canaán, aún no conocida por este nombre; entre
estas expediciones hay que destacar la de Sesostris III (ca. 1850 a. C.).Canaán 7
Los hicsos
Durante los siglos XVII y XVI a.C. los  hicsos  dominaron Egipto, y controlaban también a Canaán; hasta se han
hallado en los estratos correspondientes a su ocupación más escarabeos y cerámica suya que en las propias ciudades
egipcias. Con los hicsos se introducen, por razones militares, nuevas técnicas en las ciudades; los muros, que ya no
eran tan sólidos como en la época anterior, se refuerzan con los característicos glacis hicsos, y las puertas son de
tenaza. La opresión de los más poderosos sobre las mayorías se hace notar: es apreciable una mayor diferencia entre
las viviendas de los nobles y las de los semi-siervos que las rodean. Con la decadencia de los hicsos coincide la
llegada de una nueva oleada de pobladores, esta vez del norte y de origen indoeuropeo: los hurritas.
Los hurritas
Los  hurritas  llegarán a establecerse de tal forma en Canaán, que en los documentos egipcios de la época pasa a
llamarse huru, país de los hurritas. El comercio florece y no sólo de productos manufacturados, sino especialmente
de materia prima para la industria artesana: los colorantes para la cerámica, los minerales metálicos traídos desde
muy lejos; pero el bronce es usado principalmente para fines bélicos: armas y armaduras.
La prosperidad económica y el incremento de la población a lo largo de este periodo (1750-1550 a. C.) es patente en
las excavaciones de los estratos correspondientes. Y dado que el comercio es el motor de esa bonanza se hacen más
numerosas las ciudades. Algunas surgen totalmente de nuevo, otras se repueblan. El dominio hurrita fue desmontado
en Canaán por los grandes faraones egipcios del  Imperio Nuevo.  Tutmosis III, ya en el siglo XV a. C., invadió
triunfalmente Canaán por el camino del mar, ocupando Yajó (Joppe), Lidda, Gezer, Megiddo y Ta'ának,
convirtiendo en feudatarias a todas las ciudades.
Los hititas
Pero otro imperio surge al norte, en Anatolia: los hititas, que saldrán al encuentro de los egipcios y aprovecharán
cualquier debilidad del poder faraónico para llevar su influencia hacia el sur, estableciendo cabezas de puente incluso
en Canaán y la parte montañosa de Judea. Cuando decaen los imperios, las rencillas entre los nobles cananeos y unos
grupos misteriosos de hombres armados, los hapiru, impiden la paz: decae la cultura y reina el miedo. Se compra lo
que la falta de paz no permite fabricar, aumentando las importaciones, incluso de cerámica.
Canaán en escritura jeroglífica, transliterado k3nˁnˁ,
grabado en la Estela de Merenptah, siglo XIII a. C.
Los egipcios
La descripción de Canaán en las tablillas de  Tell el-Amarna,
archivo de estado de Ajenatón  (Amenofis IV), no puede ser más
desoladora: la anarquía se apodera de Canaán en el siglo XIV a.C.
Los faraones de la dinastía XIX, a fines del siglo y principios del
siguiente, intentan restablecer el dominio del vital paso de Canaán,
pero el neo-imperio  hitita  les sale al paso hasta que  Ramsés II
consigue un tratado de paz perpetua, tras la batalla de Qadesh, con
la delimitación de las mutuas esferas de influencia: el actual Nahar
al-Kalb, río que desemboca entre Biblos y Beirut, separará las
regiones dominadas por los hititas, al norte, de las feudatarias de Egipto, al sur; queda por tanto Canaán bajo la
dominación faraónica una vez más. Pero este acuerdo había de durar poco por la decadencia respectiva de ambos
imperios, que no tardó en llegar (ca. 1250 a.C.).Canaán 8
Los Pueblos del Mar
Nuevos invasores se presentan en Canaán: los "Pueblos del Mar" desembarcan en las costas y con sus armas de
hierro, una vez deshecho el monopolio hitita al derrumbarse el imperio de Jattusas (Bogazköy), se adueñan de la
costa de Canaán. Los estudiosos de la biblia del siglo XIX identificaron la tierra de los filisteos (Filistea o Plesheth,
con el significado hebreo de "invasores")
[5]
con Palastu y Pilista de las inscripciones asirias, según el diccionario de
la Biblia  de Easton (1897). Otros grupos además de los filisteos eran los tjekker, dananeos y shardana; el
contraataque de Ramsés III destruyó la mayoría de los sitios cananeos. El mismo faraón permitió más adelante a los
filisteos y tjekker, y posiblemente también a los dananeos, reconstruir las ciudades del camino costero.
Los filisteos pronto adquirieron las costumbres de los habitantes locales. En su búsqueda de riquezas, no dudaban en
disputarle el dominio de los territorios al norte de Judá a los hebreos. Se transformaron en una amenaza para Israel
(1ª Sam 9:16). Las cinco ciudades filisteas principales eran Gaza, Ashdod, Ekron, Gath, y Ascalón. Los israelitas
logran con el tiempo dominar todo el territorio, aunque precisamente el antiguo Canaán, la zona costera, será lo
último en caer en sus manos. Con esta victoria finaliza la historia de antiguo Canaán.
Las tribus hebreas
Las tribus hebreas iniciaron la conquista de Canaán hacia 1400 a. C. Fue un proceso lento, que duró varios decenios,
y en el que los cananeos fueron finalmente expulsados o bien se fundieron en muchos casos con las tribus israelitas,
lo que dejó una impronta cananea en éstas. La Biblia hebrea identifica a Canaán con el Líbano (principalmente con
la ciudad de Sidón) pero extiende la denominación «Tierra de Canaán» hacia el sur, a través de Gaza hasta el «Río de
Egipto» y hacia el Este hasta el Valle del Jordán, todo lo cual coincide con la «Tierra Prometida» de los judíos. Los
hebreos crearon una genealogía para los pueblos cananeos: según la Biblia, los cananeos eran los descendientes de
Canaán, hijo de Cam.
No haréis como hacen en la tierra de Egipto, en la cual morasteis; tampoco haréis como hacen en la tierra de Canaán,
a la cual os llevo.
Levítico 18:3.
El propio nombre de "IsraEl" significa "el que lucha con(tra) El", es decir contra el dios (ídolo) de los cananeos.
Jacob y sus descendientes (israelitas) se caracterizarían por luchar contra aquellos ídolos y por lo tanto adorar al dios
único Yahvé. Entre los hebreos, decir "Raza de Canaán" era equivalente a un insulto (Daniel 13:56). Durante siglos,
el pueblo de Israel lucharía contra la idolatría (los dioses del materialismo como El, Baal, Asera...).
Aunque con altibajos, sus líderes y el pueblo todo pudieron conformar una sociedad que vivía según los preceptos
del dios Yahvé. Esto finalmente lo consiguieron durante los reinados de David y Salomón. Precisamente Salomón (a
los cananeos) los hizo tributarios (1 Reyes 9:20, 21; 2 Crónicas 8:7, 8). Entonces muchos cananeos se habrían
refugiado en Tiro y más tarde habrían emigrado a las colonias fenicias situadas en el norte de África.
Pero algunos siglos después de esa etapa salomónica, los reyes de Israel (como Acab), se comportaban «de manera
abominable, yendo tras los ídolos, conforme a todo lo que hicieron los amorreos  [cananeos], a los cuales expulsó
Yahvé ante los hijos de Israel» (1 Reyes 21:25,26).
Ya en la época de dominio persa, el nombre de «cananeo» pasó a designar al «fenicio de Tiro», como sinónimo de
‘negociante’ o ‘mercader’:
¿Quién decretó esto sobre Tiro [...] cuyos negociantes eran príncipes, cuyos mercaderes eran los nobles de la tierra?
Isaías 23:8.Canaán 9
Aspectos culturales
Canaán se destaca por su cultura escrita y su literatura. En las excavaciones se han hallado documentos,
prácticamente contemporáneos, escritos en egipcio, acadio, y dialectos semitas cananeos en distintos sistemas de
escritura. Estos últimos procedimientos se caracterizan por simplificar los complejos métodos extranjeros, el
jeroglífico  egipcio y el silábico  cuneiforme  que tienen uno y dos millares de signos, respectivamente, y con
frecuencia diversas lecturas para un signo. La primera simplificación es el silabario de Biblos, que totaliza un
centenar aproximado de signos diferentes.
El alfabeto
Pero el gran hallazgo es el alfabeto, al que se llega por dos caminos: el cuneiforme de Ugarit, con sus consonantes y
el  alef  con los tres sonidos vocálicos, y él alfabeto del sur o cananeo propiamente dicho, que se inicia en las
inscripciones encontradas en Serabit el-Jadim y dará origen, desde sus signos originariamente egipcios, al cananeo, o
triangular o linear, del calendario de Gezer o de la inscripción de Áhiram de Biblos. De éste se derivarán el alfabeto
griego  y el  abecedario latino. La lengua cananea es un dialecto  arameo, muy próximo al hebreo. En los textos
ugaríticos, muy abundantes se ve que conserva algún elemento enriquecedor, perdido por el hebreo, como son los
casos del nombre, y que coinciden en líneas generales con las grandes lenguas semitas, árabe y acadio.
Arte
Las excavaciones arqueológicas han permitido conocer el arte de los cananeos. En general es muy pobre; no hay
arquitectura monumental ni preocupación por embellecer los edificios con motivos ornamentales. Llama la atención
la pobreza de los templos o palacios, sin  capiteles en sus columnas, sin entallados en las puertas, etcétera. La
escultura queda relegada, ordinariamente, a relieves y pequeñas figuras, casi siempre de dioses, y a trabajos de marfil
y modelados de cerámica y terracotas. La mayor pieza hallada en Canaán entre las esculturas de piedra es el ídolo del
templo de Hasor de la época del Bronce Reciente (ca. 1500 a. C.) que no llega al tamaño natural. Los idolillos y
exvotos hallados en los santuarios, especialmente baales de Ugarit, y tablillas de la diosa de la fecundidad halladas
en todas partes, nos hablan de un arte de origen remoto mesopotámico, pero de ejecución egipcia. Tanto los idolillos
como las plaquitas son de algunos cm de altura. Una excepción puede ser la estela de la diosa serpiente de Tell Bayt
Mirsim. Los marfiles tallados recuerdan los egipcios, aunque ya se ven influjos mesopotámicos e incluso elementos
de los nómadas del próximo desierto.
Religión
El panteón cananeo estaba presidido por el dios Ël o Il (Elohim, en hebreo), dios decano de los nómadas y, por ende,
con funciones eminentemente éticas y sociales. Es descrito como tolerante y benigno: recibe los títulos de «padre de
los dioses», «rey», «padre de los hombres», «creador de las criaturas», «amable», «misericordioso» y «toro».
El culto al dios Ël  era propio de los pueblos cananeos en el  siglo XXII a. C. Luego se difundiría entre asirios y
babilonios. Era la deidad principal, el rey, creador de todas las cosas, el juez que dictaba lo que debían hacer tanto
los hombres como los dioses.
Dadas esas características, para algunos, El era el apelativo con que se designaba por antonomasia a Dagan (dios de
los cereales).
La palabra dagan se traduce como ‘grano’, ‘trigo’ o ‘semilla’; si se derivase del hebreo antiguo dag, podría significar
‘pez’. Esto último motivó la errónea interpretación de Dagan (cereal) como el dios pez (Dagón entre los fenicios). Se
podría admitir que en el transcurso del tiempo, a lo largo de la orilla mediterránea, se desarrolló una concepción y
representación doble de Dagón como resultado de la supuesta doble derivación del nombre.
A su vez era considerado como padre de Baal. Las representaciones de Baal era también un toro joven (becerro). En
Ugarit el templo de Dagan y el de Baal estaban juntos.Canaán 10
Baal (b’l, dueño o señor) era una designación general que pasó a constituir la denominación de Hadad, el dios de las
lluvias, convertido en el «dueño» o «Señor» por antonomasia en una sociedad agrícola que vive pendiente de las
lluvias para lograr las cosechas. En las tablas de Ugarit figura también como el esposo (o hijo) de la diosa Asera (la
madre de todos los dioses, la esposa celestial). En Canaán el rey era nombrado «siervo de El». Esto describía el
estatus de los reyes antiguos como ejecutores de la voluntad divina. Este título era visto como un privilegio y como
una carga.
Las cartas de  Tell el-Amarna  (aproximadamente  1480-1450 a. C.) han aportado los nombres cananeos de Yamir
Dagan y Dagan Takala (gobernantes de Ascalón), lo cual da testimonio de la antigüedad del culto a Dagan entre los
habitantes de Canaán, e introducida en Egipto en época de los hicsos.
Los antiguos hebreos habían vivido en Egipto bajo la influencia del culto a El (difundido por los hicsos). Esos dioses
impregnaban la vida del pueblo (según Ezequiel 20:8).
Una vez en su Tierra Prometida, los hebreos quedaron rodeados de pueblos que adoraban al mismo dios El-Il-Dagan
y a su hijo Baal-Hadad-Hammon. Los líderes hebreos justificaban sus guerras de aniquilamiento contra los pueblos
vecinos como el único medio para desechar el culto pagano a «los Baales» para servir al dios único Yahvé (Jehová),
que les permitiría vivir en un ámbito de justicia, verdad, rectitud y compasión, conceptos que los hebreos aplicaban a
sí mismos, mientras afirmaban que los pueblos cananeos eran mercaderes acostumbrados al engaño para conseguir
riquezas. Por eso afirmaban que IsraEl (el que lucha con[tra] El) debía aniquilar a los demás pueblos vecinos. Sus
profetas decían:
Todo el pueblo mercader [‘cananeo’] es destruido; talados son todos los que traían dinero.
Sofonías 1:11.
Y, refiriéndose al Juicio Final:
Y en aquel día no habrá más negociantes [kenajaní: ‘cananeos’] en la casa de Jehová de los Ejércitos

Toráh (aceptado por la Real Academia Española como Tora)
[1]
[תורה]
es una palabra hebrea que deriva de la raíz י.ר.ה Y.R.H que significa
"acometer", "dar un tiro" y que en Hif'il הורה Horáh significa "dirigir
el tiro", de ahí que el significado de Toráh es la guía para dar en el
blanco y de ahí, se ha entendido como enseñanza, instrucción, o como
ley  en el mundo occidental. A decir verdad, se dice Toráh por un
mandamiento, o en su sentido más amplio, para designar a la totalidad
de la revelación y enseñanza divina al pueblo de Israel. Sin embargo en
un sentido intermedio, se refiere únicamente al texto de los cinco
primeros  libros de la Biblia  (que para los cristianos se llama
Pentateuco). En la bibliografía cristiana suele denominársela  ley
mosaica[2]


  (Los judíos lo llaman simplemente la ley.)
Estos libros son:
• Génesis (Bereshit [בראשית]),
• Éxodo (Shemot [שמות]),
• Levítico (Vayikrá [ויקרא]),
• Números (Bemidbar [במדבר]) y
• Deuteronomio (Devarim [דברים]).
El conjunto de estos cinco libros se conoce como Pentateuco  (del  griego πεντα,  penta,  ‘cinco’, y τευχος,  teujós,
‘funda para libros’, haciendo referencia a las fundas en las que se conservaban los rollos de pergamino) o, en hebreo,
Jamisháh Jumshéy Toráh  [חמשה חמשי תורה],  ‘los cinco quintos de la Torá’ o simplemente Jumash  [חמש],  ‘quinto’
como abreviatura.
Los judíos también utilizan la palabra  Toráh  para referirse a la Ley Oral, desarrollada a lo largo de los siglos y
compilada en el siglo II por Yehudah Hanasí.
Tradición judía sobre la Torá
Un rollo de la Toráh abierto para un servicio litúrgico en una sinagoga.
Según la tradición hebrea, los cinco libros del
Pentateuco fueron escritos por  Moisés, quien
recibió la revelación directamente de Dios en el
monte Sinaí, por lo cual se define como la
"instrucción dada por Dios para su pueblo, a traves
de Moisés". Aunque los autores  rabínicos difieren
en los detalles, la doctrina  ortodoxa  del  judaísmo
sostiene que la totalidad de la Torá proviene
directamente de la inspiración divina, y que por lo
tanto todos los detalles del texto —desde el  léxico
hasta la  puntuación—  son significativos. De
acuerdo con esta doctrina, la escritura de los rollos
que se utilizarán a efectos de culto está sujeta a
normas sumamente estrictas; un  escriba ritual, familiarizado con las prescripciones pertinentes, está a cargo de la
tarea.Torá 12
En varias partes de la Biblia se encuentran citas que indican que Moisés escribió la Torá, verbigracia: 2° de Crónicas
25:4, 1° de Reyes 2:3, Esdras 6:18, Juan 5:46-47, Hechos 15:21. Además de lo escrito en la Biblia, es probable que
Moisés haya recibido lo que escribió en Génesis y parte de Éxodo, mediante la tradición oral de 6 eslabones: 1.
Adán: Vivió hasta los 233 años de Matusalén y hasta los 51 años de Lamec; 2. Matusalén: Vivió hasta los 98 años de
Sem; 3. Sem: Vivió hasta los 50 años de Jacob; 4. Jacob: Vivió hasta los 60 años de Leví y hasta aproximadamente
los 18 ó 20 años de Cohat; 5. Leví: Vivió aproximadamente hasta los 77 años de Amram; 6. Amram: Padre de
Moisés.
[8]
Toda la doctrina religiosa del judaísmo se deriva, directa o indirectamente, de la Toráh. Las fuentes clásicas, sin
embargo, ofrecen varias versiones acerca del texto. La hipótesis maximalista  indica que la totalidad del texto de la
Toráh es una transcripción directa, letra por letra, hecha por Moisés de la revelación divina recibida en el Sinaí; esto
incluiría aún los fragmentos posteriores a Deuteronomio 32:50-52
[9]
, que relata la muerte de Moisés, que le habría
sido anunciada anticipadamente por Dios. Otras fuentes consideran que la revelación tuvo lugar gradualmente, y que
si bien el texto es de origen divino, la redacción es humana. Finalmente, otros autores consideran que tras la muerte
de Moisés, otros profetas divinamente inspirados completaron el texto.
Textos sagrados del judaísmo
Si bien la Torá constituye el núcleo de la revelación divina, ésta contiene otros libros. Los judíos consideran de
origen divino a los Nevi'im o libros de los profetas:
• Josué,
• Jueces,
• Samuel,
• Reyes,
• Isaías,
• Jeremías,
• Ezequiel
Los doce profetas menores:
• Oseas,
• Joel,
• Amós,
• Abdías,
• Jonás,
• Miqueas,
• Nahúm,
• Habacuc,
• Sofonías,
• Ageo,
• Zacarías y
• Malaquías
Y los Ketuvim o libros de los escritos:
• Libro de los Salmos,
• Job,
• Proverbios,
• Ruth,
• Cantar de los Cantares,
• Eclesiastés,
• Lamentaciones,Torá 13
• Ester,
• Daniel,
• Esdras y Nehemías y
• Crónicas (I Crónicas y II Crónicas).
El conjunto de estos veinticuatro libros constituye el Tanaj,TaNa"J (un acrónimo de la iniciales en hebreo de cada
una de las secciones: T, por Toráh, N, por Nevi'im y K por Ktuvim; la razón de la J en lugar de K, es porque ningún
sustantivo en hebreo, termina en letras fuertes, (por eso se usa sin daguésh jazaq), el conjunto de las Sagradas
Escrituras.
Además de éstas, el judaísmo ortodoxo sostiene que junto con los escritos el pueblo de Israel recibió la revelación
oral, que se ha transmitido tradicionalmente. Es a partir de las indicaciones y aclaraciones de la tradición oral que
deben interpretarse las ambigüedades y dificultades del texto bíblico. La ley oral se codificó y registró por primera
vez en el  siglo III, para evitar que se perdiese en la diáspora; el rabino  Judá haNasí  redactó el primer comentario
conocido sobre la interpretación de la ley, conocido como Mishná, a partir de las enseñanzas de los  tannaim, los
estudiosos de la tradición oral.
A su vez, el contenido de la Mishná fue objeto de debate, discusión y comentario por parte de los estudiosos de las
comunidades judías en Israel y  Babilonia; el resultado de estas discusiones dio lugar a otros volúmenes de
comentarios, llamados Guemará. Junto con la Mishná, estos volúmenes constituyen el Talmud, la recopilación de la
tradición rabínica. Aun los judíos no ortodoxos siguen, en numerosos puntos importantes, las interpretaciones del
texto bíblico vertidas en el Talmud; la única excepción la constituyen los  caraítas, una secta clásica que se rige
únicamente por el contenido literal de la Torá.
Traducciones y versiones cristianas de la Torá
Alrededor del siglo III a. C., el texto de Tanaj se tradujo al griego para el uso de las comunidades judías que residían
en las colonias griegas del Mediterráneo. La versión resultante, conocida como la Septuaginta, contiene importantes
variaciones y adiciones con respecto al texto canónico de la versión hebrea. De acuerdo a la tradición crítica (ver
infra), esto se debe a que la Septuaginta proviene de un canon textual distinto al que compilaron los masoretas para
producir la versión hebrea. Según la tradición rabínica, sin embargo, éstos son añadidos posteriores. A pesar de ser la
versión de uso común en la iglesia de su día, y endosada por padres antiguos incluyendo  Agustín de Hipona,
Jerónimo de Estridón  no utilizó la Septuaginta para redactar la  Vulgata  latina, el texto canónico de la religión
católica, optando más bien utilizar el texto hebreo Masorético.
En las comunidades judías de Israel y Babilonia, el texto del Tanaj se tradujo al arameo, el idioma cotidiano de los
israelitas, para propósitos de estudio y comentario. Las versiones arameas de la Torá se conocen como targumim; el
más conocido es el  targum  de Ónkelos el prosélito, escrito en la comunidad de Babilonia, aún utilizado para el
estudio y la solución de cuestiones de etimología. Existe también un  targum jerosolimitano  (targum Ierushalmi),
compilado en Israel. Los  targumim  contienen numerosos comentarios y glosas además de la traducción del texto
bíblico.Torá 14
Niveles de interpretación
A nivel  religioso, dentro del judaismo, la Torá  tiene cuatro niveles o maneras de ser interpretada, las cuales se
llaman:  Peshát,  Rémez,  Derásh  y  Sod. Con las iniciales de estas cuatro palabras se forma la palabra  Pardés,
literalmente, "huerto de árboles frutales" (el paraíso, para los cabalistas).
[10]
1. Peshát: el nivel de interpretación que atiende al sentido literal del texto, tal como las palabras son entendidas en
la vida diaria de la gente.
[10]
2. Rémez: atiende al sentido alegórico del texto bíblico, las cuales hacen alusiones a cosas que las personas pueden
comprender.
[10]
3. Derásh: es el nivel de interpretación que atiende al sentido interpretativo de la escritura sagrada, de la cual se
derivan las reglamentaciones y leyes de la tradición judía. Para conseguir este objetivo, se utilizan métodos como
por ejemplo las referencias, las comparaciones entre palabras y versículos bíblicos, e incluso las analogías.
[10]
4. Sod: es el método místico de interpretación, del cual deriva la cábala, y que busca un sentido oculto en el texto
sagrado, el cual sólo podría encontrarse con el estudio de los textos originales en sus lenguas originales.
[10]
Análisis científico de la Torá
La estimación científica del origen histórico de la Toráh es aún muy discutida. Sin embargo, resulta difícil sostener
la versión bíblica de la redacción mosaica (que debería corresponder al siglo XIV a. C.), dadas las características del
idioma utilizado, de los temas tratados y de las situaciones históricas que se ven reflejadas en el escrito. Según los
cálculos contemporáneos, los fragmentos escritos más antiguos del texto se remontarían al siglo VII a. C.
La teoría que ha gozado de más popularidad sobre el origen de la Toráh es la llamada  hipótesis documentaria.
Sostiene que el texto actual es el resultado de una compilación, realizada en Israel alrededor de la época de Esdrás el
escriba, de no menos de cuatro fuentes distintas, cada una de las cuales relataba la historia completa de Israel.
Dos de las fuentes (el texto yavista y el eloísta) provendrían de la época de la división del legado salomónico en los
reinos de Judá e Israel; otra, el texto sacerdotal, correspondería a una primera compilación realizada por los escribas
del rey Ezequías.
Finalmente, el Deuteronomio  y otros fragmentos habrían sido redactados por los escribas del rey  Josías  y por la
escuela que siguió sus puntos de vista teológicos durante el exilio y después de éste. Tras el regreso de Babilonia, las
diferentes tradiciones habrían sido homogeneizadas y recopiladas por los sacerdotes.
La hipótesis documentaria se apoya en los rasgos idiomáticos distintivos de los diversos fragmentos (en particular el
nombre utilizado para mencionar al Dios Yahveh en el libro del Génesis, distinción que desaparece a partir del libro
del Éxodo), en las repeticiones y contradicciones del texto, en otras variaciones conceptuales y en las relaciones con
los mitos de otras religiones contemporáneas para establecer esta división.
En una u otra forma, esta teoría goza de una aceptación casi universal entre los estudiosos laicos y muchos cristianos.
Aunque siempre ha generado discusión, al punto de ser rechazada por algunos estudiosos, que proponen otras
hipótesis para explicar la formación tardía del Pentateuco. Dentro del judaísmo ortodoxo, la hipótesis documentaria
es considerada errónea y herética. Por su parte, los Musulmanes, basados en lo que dice el Corán, están de acuerdo
en que la Tora fue revelada directamente por Dios a Moisés; sin embargo, el Corán afirma que la Tora original fue
modificada, adulterada, con el paso del tiempo. De este modo, para los Musulmanes la hipótesis documentaria es la
confirmación científica de lo que relata el Corán: La Torá revelada a Moisés ha sido alterada y el texto que se conoce
actualmente, si bien aún contiene parte de la revelación divina original, no es 100% dicha revelación.Torá 15
Uso ritual de la Torá
Las lecturas de la Torá son una parte importante de la mayoría de las ceremonias religiosas del judaísmo. En la
sinagoga, los rollos en los que están escritos estos libros son custodiados respetuosamente en el interior de un
compartimiento especial, orientado hacia  Jerusalén, llamado Arón haKodesh  (literalmente  ‘Cofre Sagrado’, aunque
no sea sagrado en sí, sino por lo que contiene). En presencia de un rollo de la Torá, los judíos varones deben llevar la
cabeza cubierta.
Los rollos de la Torá son sacados para su lectura. La lectura pública de la Torá sigue una entonación y dicción,
prescritas ritualmente, sumamente complejas; por ello, es normalmente un cantor o jazán profesional quien la lleva a
cabo, si bien todos los varones judíos mayores de edad tienen derecho a hacerlo. Una vez leído, el rollo vuelve a
guardarse reverentemente. La lectura semanal de la Torá se denomina parashá hashavua –sección de la semana– o
sidra, y la misma abarca a todo el Pentateuco subdividido en tantas semanas como tiene el año judío. Todos los
integrantes del Pueblo de Israel estudian en la misma semana la misma sección, lo cual debe generar un clima de
unión y afecto entre los que siguen la religión judía.


 HISTORIA DE LOS FENICIOS


El medio geográfico, étnico y lingüístico



Étnicamente, los fenicios eran un pueblo de origen semita occidental, establecidos desde tiempos remotos en aquella región, de la que se creían autóctonos. Sin embargo, las tradiciones de la Antigüedad clásica les atribuyeron orígenes diversos. Herodoto afirmó que procedían del mar Rojo; Estrabón y Plinio situaron su origen en el Golfo Pérsico y, finalmente, el fenicio Filón de Biblos situó su origen en Canaán. Sabemos hoy que éstos habitaron Canaán al menos desde el III milenio a.C., sin que pueda precisarse su origen anterior. Sobre este sustrato más antiguo de la población fenicia, se instalaron durante el II milenio otros pobladores amorreos, pertenecientes también al grupo de los semitas occidentales. Más tarde, otros elementos de origen hurrita e indoiranio se instalaron en el país, y desde la segunda mitad del II milenio se unieron a ellos otros grupos semitas, como los arameos o los israelitas, que al parecer llegaron a Canaán hacia 1300 a.C. Un siglo después, las invasiones de los ?Pueblos del Mar? introdujeron nuevos elementos étnicos en la región. De resultas de la invasión, se instalaron en ella los peleset o filisteos, que dieron nombre al país entre Ascalón y Gaza: Palestina. Los filisteos hubieron de competir durante largo tiempo con los israelitas por el control del territorio, y finalmente éstos quedaron aislados y diseminados en un país que se mantuvo en lo cultural, a pesar de la mezcolanza étnica, esencialmente fenicio. Desde principios del siglo X a.C., el territorio de domino político fenicio se redujo en buena parte debido a la competencia de los demás pueblos instalados en la región, pero la comunidad cultural y lingüística se mantuvo en la zona durante muchos siglos, e incluso después de la ocupación romana tenemos testimonios de la pervivencia de esta refinada civilización.

La lengua fenicia pertenecía, junto con la hebrea, al grupo de los dialectos semíticos noroccidentales. Existió un fenicio arcaico que perduró hasta aproximadamente el inicio del II milenio a.C. A partir de entonces, la lengua fenicia fue incorporando elementos procedentes del amorrita, dando origen al fenicio clásico, que habría de convertirse en la lengua común de la región hasta al menos el siglo II d.C. En las colonias fenicias occidentales, la lengua púnica todavía se hablaba en tiempos de san Agustín, en el siglo V d.C. No se conservan de esta lengua más que inscripciones epigráficas, y ningún documento literario ha llegado hasta nosotros, a pesar de que fueron precisamente los fenicios quienes inventaron el alfabeto que dio origen al alfabeto griego y latino.

El paisaje de la comarca fenicia, enormemente fragmentado por una sucesión de valles de aluvión y de colinas escarpadas, condicionó de forma decisiva el desarrollo de esta civilización. La explotación de los recursos agrarios era difícil por la extrema compartimentación del paisaje, y se hizo imposible una agricultura de tipo extensivo. Sin embargo, la riqueza del suelo permitió el desarrollo de una agricultura de carácter intensivo, tanto de cultivos cerealeros como hortofrutícolas. Había además abundancia de tierras de pasto que nutrían una importante cabaña ganadera ovina. La existencia de las montañas del Líbano proporcionaba a la región unas condiciones climáticas atípicas en el Oriente Próximo. Los bosques del Líbano se convirtieron en la principal riqueza natural de la región y la explotación maderera fue uno de los motores de la civilización fenicia. El valle de la Bekaa proporcionaba cobre; el mar, pesca abundante y sal, además del preciado múrice o murex, el molusco de cuyo jugo se obtenía la tintura púrpura que dio nombre a Canaán.


Organización política y social de los fenicios



Fenicia nunca formó, a pesar de su comunidad de civilización, una entidad política unitaria y nacional. El poblamiento se disponía en ciudades que dominaban un hinterland de tierras agrícolas, formando pequeños reinos autónomos. Coyunturalmente, alguna de estas ciudades podía adquirir una cierta hegemonía sobre otras, pero ello no significaba la desaparición de las dinastías locales.
Cada ciudad poseía su propio sistema de gobierno, siguiendo el esquema de las monarquías semíticas: una realeza de sucesión hereditaria y carácter sacro, en la que la reina desempeñaba un papel muy activo. Los reyes eran asesorados en sus tareas de gobierno por un consejo de ?ancianos? pertenecientes a las familias más poderosas y por un nutrido cuerpo de funcionarios civiles y militares (escribas, correos, comisarios...). El rey era ante todo el gran sacerdote del culto local. Junto al monarca, parece que cada ciudad poseía un gobernador y un comandante militar. El consejo de ancianos evolucionó desde su dominación por la aristocracia terrateniente y administrativa hacia una mayor presencia de elementos de las clases mercantiles, que acabaron controlando en gobierno de las ciudades en época de la expansión colonial fenicia. El tipo de gobierno de la oligarquía comercial se componía de un consejo colegiado de magistrados civiles o sufetes. Esta forma de administración fue la característica de las colonias fenicias de ultramar, cuya fundación estuvo además vinculada al dinamismo de las clases mercantiles urbanas.
Las ciudades-estado fenicias se organizaban alrededor de los palacios y templos locales, emplazados en una acrópolis amurallada que dominaba el recinto urbano, a su vez protegido por una muralla exterior. La organización económica durante la Edad del Bronce continuó ajustada al sistema palaciego, por el cual el excedente de la producción agrícola y artesanal se centralizaba en el palacio. Los funcionarios regios redistribuían posteriormente la producción según las necesidades del Estado. Los artesanos se encontraban agrupados por oficios en corporaciones, que dependían también del palacio o de un templo que les proporcionaba las materias primas. A cambio, los artesanos hacían entrega del producto manufacturado y recibían en pago tierras y materias primas.
La organización social seguía un esquema piramidal muy jerarquizado. Alrededor de la monarquía existía una aristocracia administrativa y militar que recibía tierras en pago a sus servicios y que estuvo poco vinculada al desarrollo comercial. Más abajo se encontraba la clase media de campesinos propietarios, artesanos y comerciantes. La base de la pirámide social la constituía la población campesina no propietaria, que trabajaba para los palacios y templos. La población libre debía una serie de prestaciones al palacio, la mayoría de ellas de carácter militar y tributario. Había además un amplio segmento de población servil y esclava.
En las ciudades fenicias, el desarrollo de un derecho comercial de carácter individualista favoreció la difuminación de las estructuras familiares amplias de origen tribal, características de los pueblos semíticos, y dio a las mujeres fenicias una amplia participación en las actividades económicas y sociales.



Cultura y aportaciones de los fenicios

La civilización fenicia tuvo un carácter esencialmente ecléctico y pragmático. Su cosmopolitismo evitó un etnocentrismo que fue propio de otros pueblos semíticos, como los hebreos. A menudo se ha acusado a los fenicios de sacrificar la originalidad de la creación técnica y artística al pragmatismo económico. En efecto, los fenicios adaptaron e hicieron suyos los logros artísticos de otros pueblos, como egipcios o asirios, y los llevaron a una gran perfección técnica. Sin embargo, este hecho puede interpretarse como muestra de ese sincretismo abierto a todas las influencias que caracterizó a la civilización fenicia.
Los fenicios cultivaron únicamente las artes menores y fueron auténticos maestros en la orfebrería, el labrado del marfil y el modelado del vidrio. Sus joyas despertaron la admiración de todos los pueblos mediterráneos y, a pesar de que los fenicios no practicaron la escultura monumental, sus creaciones mostraron un exquisito refinamiento artístico.

Una de las más importantes aportaciones fenicias a la civilización mediterránea tuvo lugar en el campo del pensamiento. En el seno de las capas urbanas de la sociedad fenicia nació la filosofía estoica, cuyo fundador, Zenón, era originario de la colonia chipriota de Kition.
Los fenicios destacaron también por sus elevados conocimientos técnicos en diversas áreas. La ingeniería y la arquitectura fenicias alcanzaron gran fama en todo el Mediterráneo. Eran magníficos constructores de puentes, diques y puertos, y en sus ciudades podían encontrarse edificios de hasta seis plantas en altura. Pero despuntaron particularmente en el campo de la construcción naval, y a ellos se debieron las innovaciones técnicas que permitieron la navegación de largo recorrido y el gran comercio internacional por mar. Su vocación marítima les llevó a perfeccionar el conocimiento de los astros. A ellos se atribuye el descubrimiento de la posición fija de la Estrella Polar como referencia para la navegación.
Pero, sin duda, la principal aportación de los fenicios fue la invención del alfabeto, cuyo origen se remonta a la época del Bronce Medio. La creación de un sistema de escritura sencillo que utilizaba 24 signos fonémicos demuestra el desarrollo que en la civilización fenicia alcanzó el pensamiento abstracto y lógico. Este alfabeto, que vino a sustituir a los complicados sistemas existentes (cuneiforme e ideográfico), supuso la expansión del dominio de la escritura a amplias capas de la población fenicia. El alfabeto fenicio fue adoptado por griegos y etruscos, y de él deriva nuestro alfabeto, así como el alfabeto árabe.
El alfabeto y el comercio fenicios dieron por vez primera unidad de civilización al Mediterráneo durante el I milenio a.C. Si bien los pueblos que habitaban sus riveras conservaron substancialmente sus características, gracias al dinamismo de la civilización fenicia se relacionaron e influyeron profundamente entre sí. Las colonias fenicias dieron continuidad a estas relaciones y formaron una tupida red de intercambio económico y cultural que fue la principal herencia legada por los antiguos cananeos.



Organización política y social
Carecieron de una estructura política que se correspondiera con la constitución de un verdadero Estado, a la manera de lo que luego sería Roma. Esto nos permite pensar, entonces, en una nación y no en un Estado propiamente dicho. Su organización se correspondía con un sistema de ciudades estados independientes, cada una de ellas con sus respectivos monarcas y sistemas de administración de gobierno, aunque intensamente comunicadas.

Durante los períodos de apogeo, el sistema de gobierno de estas ciudades estado fue de carácter teocrático. Sin embargo, el poderoso rey, cuya majestad era recibida por delegación divina, encontraba recortado su poder por un aristocrático consejo de ancianos, integrado por los más ricos comerciantes. El carácter eminentemente pragmático de este pueblo, se reflejaba en las funciones que tenía a su cargo el rey: mientras que en otras civilizaciones los reyes de características divinas se dedicaban a satisfacer sus más bajos instintos y caprichos a costa de las castigadas arcas del Estado, un monarca fenicio se dedicaba a cobrar los tributos, establecer y dirigir las políticas comerciales, y organizar las expediciones a lo largo de todo el mundo conocido, todo ello, claro, bajo la atenta mirada del consejo de ancianos que fiscalizaba su actuación.

La clase militar no tuvo importancia alguna ya que, al no ser un pueblo belicoso, no formaron un poderoso ejército que según su criterio solamente les serviría para dilapidar el erario, sino que se arreglaban con una pequeña milicia formada por mercenarios, que se encargaba de la seguridad y la protección necesaria sobre las actividades comerciales y viajes de exploración.

La intensa actividad comercial que brindaba prácticamente la totalidad de los ingresos de las ciudades estado, así como la escasa extensión de tierra que comprendía el territorio ocupado por este pueblo, hizo que casi no existiera la actividad agrícola, determinando la inexistencia de una clase campesina, tan numerosa en otras civilizaciones. Las clases más bajas fueron conformadas por marineros y obreros, pero su nivel de vida no era malo, debido a que la situación económica les permitía satisfacer sus necesidades básicas, incluso en diferentes momentos de su historia, llegaron a alcanzar importantes puestos de gobierno, por sobre los ciudadanos más poderosos, miembros de las aristocracias de comerciantes, industriales y traficantes de esclavos.

Religión

La religión fenicia se basó esencialmente en la idolatría a los astros y otros elementos de la naturaleza a los cuales atribuían poderes divinos que influían en sus vidas de manera decisiva. El sol representaba a su divinidad principal, denominada Baal (señor), quien era creador y organizador del mundo, y su compañera era Baalit (señora) que era representada por la luna. La aparente simpleza de estos personajes, no se condice con la cruel y fanática idolatría a la que se entregaba el pueblo, y que llegaba a incluir, por ejemplo, el sacrificio de niños que eran quemados vivos en hogueras a los pies de imágenes de bronce de Baal, con el propósito de aplacar su ira. Por otra parte, no existía realmente una figura común de estas divinidades para todos los fenicios, sino que, de la misma forma que cada ciudad tenía su propio gobierno, cada ciudad poseía su propio Baal con sus características particulares.

Comercio e industria

A pesar de que la fama de los Fenicios proviene fundamentalmente de sus actividades comerciales y colonizadoras a través de sus viajes marítimos, también se destacaron en estas actividades por tierra, mediante el tráfico de caravanas de camellos. Estas extensas filas de animales cargados de preciosas mercancías se dirigían desde las ciudades fenicias hacia oriente, por las rutas de Armenia y hacia el África atravesando el desierto del Sahara desde la colonia de Cartago.

De todos modos, la actividad marítima fue la más determinante en el desarrollo económico de esta civilización. Sus embarcaciones comerciaban con todos los pueblos del mar Mediterráneo y el mar Egeo desde miles de años antes de Cristo. Con el paso del tiempo comenzaron a colonizar diversos territorios mediante la fundación de colonias permanentes y factorías estratégicamente localizadas. A partir del emplazamiento de estos establecimientos, se intensificó y se organizó la práctica del tráfico de esclavos, lo que les proporcionaba enormes beneficios.

Esta práctica se desarrollaba mediante la compra de ejemplares que los fenicios pagaban a traficantes, caciques y reyezuelos que previamente acopiaban grandes cantidades de mercancía humana mediante cacerías realizadas tierra adentro de sus territorios. También los fenicios se ocupaban a menudo personalmente de invadir poblados y territorios de las costas africanas, no con el objeto de realizar conquistas, sino exclusivamente para capturar hombres, mujeres y niños en buenas condiciones para ser vendidos como esclavos en los diversos mercados en los cuales ellos comerciaban.

Los barcos que utilizaban eran construidos con maestría por ellos mismos en enormes astilleros que evidenciaban su poderoso desarrollo en la actividad marítima. Las naves que construían eran de dos tipos: una ligera, de fácil navegación, que llevaban una vela fija de forma cuadrangular, con una propulsión alternativa proporcionada por una doble fila de remeros; otra más grande y pesada, especial para grandes cargas, que era impulsada por dos velas cuadradas, una grande central, y otra menor a proa, ésta última fija, mientras que la grande era movible y permitía el aprovechamiento de vientos de distinta direcciones. Navegaban mayormente de día, normalmente evitando alejarse de las costas y durmiendo en campamentos que armaban en la playa durante la noche.

Si debían internarse en el mar de noche, procuraban orientarse por las estrellas aprovechando los conocimientos astronómicos obtenidos de los caldeos, tomando como referencia la Estrella Polar, denominada en la antigüedad Estrella Fenicia. Su maestría en el arte de la navegación y el desarrollo de su ingeniería naval, les permitía desconocer límites en sus desplazamientos. Según el historiador griego Herodoto –considerado el padre de la historia-, alrededor del año 600 a. C. los fenicios llegaron a realizar la circunnavegación del continente africano, una verdadera hazaña sin precedentes registrados, y que, mirando hacia el futuro, no volvería a realizarse esto, o algo similar, hasta algunos miles de años después.

Incluso fueron los descubridores de las islas Canarias, Madeira y las islas Azores, totalmente alejadas de la costa, en el océano Atlántico. Existen muchos defensores de la teoría del “descubrimiento de América” por parte de los fenicios, incluso el mismísimo Cristóbal Colón estaba plenamente convencido de esta posibilidad. La realidad es que, si bien esto no resulta algo absolutamente improbable, ya que algunas de las naves fenicias estaban tan capacitadas para alcanzar las Antillas o las costas de Sudamérica como lo estaban las naves españolas de los conquistadores del siglo XV, no existe hasta la actualidad prueba documental alguna que lo testimonie irrefutablemente.

Las mercancías que obtenían en un territorio, eran llevadas para su comercialización a su propia tierra, y a ciudades y pueblos lejanos donde las apreciaban enormemente y pagaban por ellas enormes sumas. De esta forma, cargaban en Arabia esencias, mirra, oro y exóticas piedras preciosas; en Asiria obtenían porcelanas y delicadas piezas labradas en fino marfil, procedentes de la China, telas de hilo, sedas y algodón; de la India provenían las codiciadas especias, finas maderas y perlas. De la zona del mar Negro y de la actual España, traían caballos, y además de, ésta última y de algunas zonas del mar Egeo, obtenían mármoles con los que saciaban los caprichos de reyes y potentados de todo el mundo conocido, que construían sus viviendas y palacios con el fino material. De Egipto llevaban finas telas de lino y cantidades de cereales, al igual que varios siglos más tarde lo haría el imperio romano al convertir el Egipto prácticamente en el granero imperial..

Normalmente, muchas de estas materias primas eran previamente convertidas en productos manufacturados que inundaban todos los mercados y eran enormemente requeridos.

De esta forma, llegaron a alcanzar tal dominio sobre los mares, que ejercían un virtual monopolio sobre las rutas marítimas a lo largo de todos lo mares conocidos, cosa que, obviamente comenzó a despertar la codicia de quienes observaban cómo los fenicios se enriquecían sin pausa. Esta situación los llevó a cuidar con tal celo sus conocimientos sobre rutas e industria marítima y comercial, que ante la mínima posibilidad de ver descubiertos sus secretos, no dudaban en hundir sus propios barcos, o abandonar sus factorías, además de difundir aterradores rumores de monstruos marinos, terribles catástrofes naturales y naufragios, que llegaron incluso a seguir asustando a los marinos de más allá de la edad media.

Los establecimientos que los fenicios instalaban a lo largo de las rutas comerciales, se adaptaban a las diferentes características del territorio a colonizar. Existieron tres diferentes tipos de estas colonias: 1) Las factorías, que eran instaladas en zonas despobladas no muy lejanas a centros civilizados. Allí, luego de un desembarco absolutamente pacífico, instalaban tiendas y almacenes provistas de protección militar, y llegaban a acuerdos con los monarcas de las ciudades y estados cercanos para poder comerciar con sus habitantes y además erigir un templo.

Mediante constantes expediciones en ambas direcciones, se comercializaban los productos, que consistían en materias primas, productos manufacturados en fenicia, y productos de diferentes culturas de lejanas tierras. Existieron numerosos establecimientos de este tipo en las costas del mar Mediterráneo, la costa atlántica y la costa occidental del África. 2) Las concesiones. Éstas se establecían en sectores que les eran asignados dentro de las ciudades, luego de llegar a importantes acuerdos con los monarcas de cada una de ellas. En algunas ciudades llegaron a poseer barrios enteros que se constituían en enormes mercados que aparecían a la vista como barrios de Tiro, Biblos o Sidón. 3) Las Colonias, que eran localizadas en lugares estratégicos de grandes posibilidades comerciales.

Algunas de estas colonias fueron el orígen de importantes ciudades en lugares como Rodas, Creta, Cádiz (en la actual España), Malta y Cartago (en la costa de Túnez, al norte de África), esta última se convirtió posteriormente en un importante enclave que llegó a mantener durante mucho tiempo la hegemonía del mar Mediterráneo.
La manufactura de productos fue adquiriendo una importancia enorme en la economía, creando las clases de la aristocracia industrial y la clase obrera.

La industria, de esta manera fue adquiriendo una importante relación con el arte, el comercio y la actividad marítima. Las factorías y talleres casi no daban abasto para satisfacer la demanda de productos manufacturados que se incrementaba día a día desde todos los confines, y por esto llegaron a alcanzar una producción en alta escala que abarató los costos, aumentando más y más las ingentes ganancias. Todo tipo de productos salían de las fábricas fenicias, especialmente productos de un fino vidrio sumamente transparente que se fabricaba en Sidón, y que superaba en calidad al producido tradicionalmente por Egipto. También se destacaron en la producción de armas, adornos y obras de arte en hierro y bronce, incluso de estatuas y bustos de ídolos de las diferentes religiones que profesaban los diferentes pueblos con los cuales comerciaban; productos suntuosos de joyería, utensilios, vasos y vajilla confeccionados en vidrio, oro, plata y bronce.

También adquirieron enorme difusión sus productos confeccionados con lanas y telas teñidas mediante un procedimiento secreto en la época, que se realizaba con la púrpura, tintura que se extraía de un caracol que se pescaba en sus costas.

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